Es de todos sabido mi predilección por eliminar ingredientes de los caldos para hacer arroces y llevarlos a la esencia, dicho esto y como siempre me gusta decir, todo lo que vais a leer a continuación, es fruto de mi experiencia personal y os invito a cuestionarla todo lo que podáis.

No pretendo convencer a nadie ni sentar cátedra, simplemente os propongo otra forma de hacer los caldos de los arroces.

En los últimos tiempos  he ido quitando todo lo que podía quitar de un caldo para hacer un arroz, y he reducido los ingredientes a la mínima expresión, y ahora os explicaré la causa.

En nuestros arroces tendemos a poner mucha cosas y esto no es ni bueno, ni malo, simplemente tiene un efecto directo sobre la limpieza del sabor, a más ingredientes sabores menos nítidos, esto es debido a la mayor cantidad de sabores que encontramos en el caldo.

Pues entrando en materia y haciendo caldos con únicamente dos ingredientes he conseguido resultados que sorprenden a todos y cada uno de los alumnos que vienen a mis cursos (uno de los pocos sitios donde se pueden probar estos caldos y arroces).

La sorpresa es mayúscula ya que nuestros condicionantes juegan en contra nuestra y no somos capaces de asumir que con dos ingredientes se pueda hacer un caldo con mucho sabor y muy rico para un arroz, más cuando venimos de la cultura de échale mucho que sino no tiene sustancia.

Lo curioso de todo esto es que con estos caldos se hacen arroces espectaculares y están hechos única y exclusivamente con: cebolla con piel y el producto que queráis.

Os invito a probar estos caldos y si tenéis cualquier duda sólo tenéis que decirlo.

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