Fotografía de un plato en Instagram con 1.199 me gusta (Foto de foodieproblemz)
Deciros que esta es una visión personal sobre lo que creo que debe de ser un plato de comida en un establecimiento de hostelería, no es la única, ni seguramente será del todo cierta, pero después de estos 3 años desarrollando proyectos y 25 en el mundo de la restauración, es la visión que a día de hoy tengo.
¿Qué es y qué no un plato INSTAGRAMEABLE dentro de un restaurante?
Primero definamos un plato INSTAGRAMEABLE:
Un plato que sea susceptible de ser publicado en una red social como puede ser Instagram, es un plato que al llegar a la mesa, el cliente sienta la necesidad de fotografiar y compartir en las redes sociales debido a su belleza estética. Por consiguiente, no es un plato de estudio ni un plato que fotografía un fotógrafo profesional.
Dicho esto entremos en materia:
En estos tiempos de la imagen y la inmediatez, desde los establecimientos de hostelería nos vemos avocados a generar propuestas cada vez más atractivas visualmente, esto es un arma de doble filo y lo explicaré a continuación.
Por un lado, los empresarios de los establecimientos están sujetos a la tremenda presión de la competencia feroz del sector y esto puede generar problemas a la hora de tomar la mejor decisión. Es muy fácil dejarse deslumbrar por imágenes preciosas de platos de la competencia con muchísimos “LIKES” y querer lo mismo, gran error! un establecimiento sin identidad propia es pasto de las modas.
Dicho esto y teniendo en cuenta que debemos definir nuestra identidad como primer paso, ahora hablaremos de la generación de este tipo de platos.
En primer lugar “NO COMEMOS IMÁGENES” y los negocios que venden sólo imagen tienen siempre fecha de caducidad, es muy importante tener esto en cuenta, nuestros clientes sólo volverán a nuestro local si la experiencia ha sido satisfactoria.
la imagen es el gancho para atraerlos pero sin contenido no hay futuro.
Es importantísima la estética del plato, pero sobretodo, lo más importante, y aquí hablo con conocimiento de causa, es que el personal encargado de realizar el emplatado sea capaz de reproducir la fotografía por la cual el cliente viene a vernos, y sea capaz de hacerlo con el restaurante lleno, sin esto sólo tendremos bonitas fotos en la página web del restaurante y pésimas fotos en las redes sociales de nuestros clientes (y no vale decir que el cliente es mal fotógrafo).
Como he comentado antes todo esto no servirá de nada si además de una estética apetecible, nuestro plato no está rico, este parámetro no es negociable y a largo plazo siempre garantiza el éxito de una propuesta gastronómica, esto hace que necesitemos de los dos parámetros para poder tener éxito en un plazo razonable de tiempo.
Así que amigos hosteleros, tan importante es la imagen como el contenido, sin lo primero necesitaréis tiempo y dinero para posicionar vuestro restaurante, sin lo segundo no tenéis absolutamente nada que ofrecer a vuestro cliente.
Si te interesa la forma que tengo de ver nuestro entorno y la gastronomía, puedes leer más aquí