Hoy os traigo un nuevo truco para conseguir una textura increíble en dos productos que son fetiche para mí.
Hoy hablaremos del boniato (del que ya hablamos en el post anterior) y de la calabaza. Recordar que el boniato nos lo trajo Cristóbal Colon de las Américas y calabaza es el nombre usado en España para el fruto del único género que allí había, Lagenaria (originalmente calabazza), del que las variedades cultivadas al madurar poseen una cáscara endurecida que permite el almacenamiento del interior con semillas viables por más de un año y que, vaciado, se puede utilizar con fines prácticos no alimenticios.
De esta no vamos a hablar.
Lo haremos de la calabaza que después del encuentro de España con América, se le dio el término de Cucurbitacita y a los «árboles de calabazas» Crescentia + Amphitecnacita, géneros endémicos de la región, al extender el término a Cucurbita se incluyeron también las variedades que durante el cultivo fueron seleccionadas de cáscara lo suficientemente débil como para que pudiera ser cortada con cuchillo de cocina.
Todos hemos cocinado tanto boniatos como calabazas y en ambos casos nos topamos con el mismo problema….
Si las cocemos hasta el punto de que estén tiernas corremos el riesgo de que se nos deshagan y se nos pierdan en los guisos.
Al mismo tiempo tenemos el problema que para comerlas crudas tenemos que encurtirlas ya que la textura de estas verduras crudas es poco agradable.
Pero tenemos una solución muy sencilla y que nos dará una textura única.
Es tan sencillo como pelar y cortar las verduras en rodajas o dados y ponerlas en el congelador, podemos envasarlas al vacío y con esto aceleramos el proceso, una vez congeladas las dejaremos unas 12 horas en el congelador.
Tras estas 12 horas las descongelamos y podremos disfrutar de una maravillosa textura con todo el sabor. Las podremos añadir en el último momento a guisos o arroces y también las podremos utilizar crudas en ensaladas y como acompañamiento, esto es posible porque al congelar las verduras el agua cristaliza y rompe las células, al ocurrir esto conseguimos que la textura se ablande y con la perdida de agua conseguimos aumentar el sabor.
Espero que este pequeño truco os sea útil y como siempre os digo…
No creáis nada de lo que os digo, sin antes haberlo comprobado.
Pues yo me lo creeré sin comprobarlo, jeje, pero no voy a tardar en congelar calabaza, porque tengo dos o tres experimentos pendientes de hacer con ella.
Un saludo!
Muy buenas tardes de nuevo y ya me contarás que tal, feliz semana.
Hola David! Una solución muy curiosa…lo voy ha probar pronto y ya te contaré.
Gracias
Muy buenas tardes y muchas gracias, espero noticias tuyas.