Siempre os invito a contrastar las opiniones que comparto con vosotros y en esta ocasión no va a ser distinto. Vivimos en una sociedad que se ha vuelto “extremista” (estas a favor o en contra de todo) y muy poco “radical” (de «raíz», etimológicamente proviene del latín radix -«raíz»-; o de «base», que afecta a la esencia o a los fundamentos, a lo más profundo) y tendríamos que intentar ir a la raíz de las cosas antes de posicionarnos y emitir un juicio de valor.
Vivimos en tiempos de etiquetas y marcas, todo debe de estar etiquetado y registrado como marca, lo cual no es negativo ni contraproducente.
Dicho esto, os contaré como veo la actual situación entorno a las tan prolíficas marcas gastronómicas.
¿Estamos etiquetando la gastronomía?
La respuesta es evidente SÍ, y como con todo en la vida no es ni bueno, ni malo, es otra forma más de poner en valor nuestra gastronomía dotándola de identidad y de valor a través de la etiqueta de turno.
Realmente es aquí donde nace mi mayor duda, ante la avalancha de marcas y registros no nos estará deslumbrando “el brillo gastronómico” y estaremos generando marcas y registros vacíos de contenido y llenos de humo. Vacíos de valor y llenos de intereses.
No soy nadie para poner en duda las intenciones de todas las personas, que promueven y ponen en marcha todos estos proyectos que están cargados de trabajo y esfuerzo, pero sí creo que se debería ser consciente del pequeño detalle del contenido.
Sin contenido cualquier intento de etiquetar o marcar cualquier propuesta se quedará en una fantástica burbuja llena de humo y sin identidad.
Habrá quien piense, que poniendo la marca, el contenido no tendrá mas remedio que llegar, pero creo que es mucho más interesante tener una propuesta de valor a la que dotar de identidad uniéndola a una marca, que el camino contrario.
No será una tarea fácil, pero si no tenemos algo que poner en valor, ¿qué sentido tiene generar una marca a su alrededor? Mucho trabajo por hacer en el sector gastronómico y mucha luz por aportar a las marcas.
El trabajo que estamos realizando es importante, y con formación y esfuerzo, se dotara de identidad a las propuestas para que luego pueda llegar la marca, que podría ser el camino más interesante a seguir.
Os invito a reflexionar e ir a la raíz de la necesidad de tener “marcas gastronómicas”.
Si queréis saber más de la forma que tengo de entender nuestro entorno.