En esta ocasión hablaremos de uno de los temas, que en la inmensa mayoría de las ocasiones más pánico pueden llegar a dar a un restaurador.
Tener en la mesa sentado a un cliente que conoce, sabe apreciar y entiende lo que come, cómo se come y cómo debe de estar hecho.
Como siempre deciros que ésta es una opinión personal, y está basada en mis creencias y valores, no es genérica y siempre habrá establecimientos y profesionales que estén encantados de tener en sus mesas a clientes perfectamente formados, este post es pera todos los demás.
Ante la situación antes mencionada, en un gran número de establecimientos se opta por frases del tipo:
Ya está aquí el listillo de turno.
Otro que piensa que es cocinero.
Y lo cierto es que en ocasiones puede que sea así, pero la realidad es que, si desde la restauración no somos capaces de entender que un cliente bien formado y con conocimientos es la clave para mejorar y subir el nivel de nuestra propuesta, estamos avocados a la mediocridad.
Es por eso por lo que nos da tanto miedo que nuestros clientes estén formados y tengan criterio, nos molesta que nos corrijan o que nos digan cómo se debe de hacer algo y con esta actitud nunca seremos capaces de mejorar.
Es imprescindible que nuestros clientes sepan, conozcan la gastronomía, la cocina y que a través de ellos seamos capaces de mejorar y subir el nivel de nuestra propuesta, esto es algo que hace muchísima falta en el sector.
Tengamos en cuenta que cuánto mayor sea el nivel de nuestros clientes, mayor será el nivel de exigencia y por consiguiente más nos tendremos que esforzar, es algo que en muchos casos supone un problema.
Es muy cómodo tener a un cliente que desconoce las elaboraciones, cómo se deben de ejecutar y lo más importante, la diferencia entre lo que está bueno y lo que está bien hecho.
¿Os suena este tipo de cliente?
Ese extranjero despistado al que intentamos vender cualquier cosa a cualquier precio
¿Es realmente el cliente que nos hace mejorar?
Lo cierto es que es mucho más cómodo dar de comer a este tipo de cliente que a uno bien formado, pero siendo realistas esta forma de pensar y actuar es la que nos ha llevado a la situación actual.
Analicemos qué tipo de clientes queremos y veremos qué tipo de locales tenemos.
Yo, querido David, añadiría dos cosas.
Una, cuando se da de comer a alguien que sabes, como digo yo, SABE COMER, y si te dice que se puede mejorar o esto podria ser asi o asado, le haces caso, y pruebas, intentando mejorar. Pero cuando te felicita, lo VALORAS muchísimo mas que si te lo valora uno con menos conocimientos. A que si?.
Y segundo, pienso que ese público conocedor de el buen yantar, si sale contento de nuestro establecimiento, esa publicidad del boca a boca, será una publicidad de más categoría.. Una publicidad que será realizada por gente con un cierto prestigio entre el resto de público en general. Por eso nuestro espíritu de superación no debe de cesar ni un solo instante. Y es más, bienvenidas las críticas realizadas por buenos gourmets, pero Dios de libre de las de los “falsos” . Un abrazo
Muy buenos días Manuel y muy cierto lo que dices, el objetivo debe de ser mejorar y para crecer siempre es necesaria la critica, un fuerte abrazo y feliz fin de semana.