En esta ocasión creo que es importante tener en cuenta algunas cosas como….

La pasión y el compromiso no son el motor, esto es algo que desde el sector tenemos que empezar a tener «muy claro».

La conciliación es la clave para el sector gastronómico y es imprescindible para poder tener personal comprometido.

Todos los cocineros apasionados y con entusiasmo buscan realizar su sueño y en los restaurantes pagan su precio por ello, es un precio que se paga gustosamente, pero es un precio muy elevado, tengamos en cuenta que por ese sueño se renuncia a relaciones familiares, a los amigos fuera del trabajo y a los descansos tan necesarios para todo trabajador.

Esta es una de las fuerzas de trabajo de la restauración, la gente con pasión y con espíritu de sacrificio que a cambio del aprendizaje sacrifican años de vida, y en los restaurantes lo sabemos y nos aprovechamos de ello, también somos conscientes que este perfil de trabajadores son temporeros, son personas con inquietudes que cuando consideran que el establecimiento de turno o el cocinero ya no tiene nada más que aportarles, salen volando al siguiente nido.

Esto no es ni bueno ni malo, pero tenemos que tener en cuenta que, realmente este trabajador supone un porcentaje pequeño de los  trabajadores actuales en el sector.

En este caso quiero hablaros del resto de trabajadores del sector a los cuales no les mueve la pasión sino el realizar un trabajo dentro de un oficio, esta semana leyendo un artículo sobre la falta de personal de cocina y sala en los establecimientos de París (gracias Juan Moll por compartir) me asaltaron diferentes dudas.

¿Realmente pretendemos que nuestro personal esté apasionado y entusiasmado? Con jornadas de 10 ó 11 horas en condiciones de estrés y tensión, con altas temperaturas y sueldos por decirlo de alguna manera algo bajos.

Realmente pensamos, que si no somos capaces de ofrecer unas condiciones óptimas tanto económicas, como de conciliación personal y familiar NO podemos tener un personal con el mínimo de compromiso.

Si no somos capaces de ofrecer unas condiciones mínimas para nuestro personal estaremos abocados a depender de los mercenarios de la cocina (una opción válida aunque temporal) y de la gente sin cualificación que trabajan por una necesidad imperiosa (la peor de las opciones posibles) y no por ejercer un oficio.

Es fácil quejarse de la falta de entusiasmo, de espíritu de sacrificio, de implicación y de PASIÓN.

Pero qué difícil es asumir que el personal venga a trabajar por un salario justo, con un horario justo y con unas condiciones laborales justas.

Seamos honestos y asumamos nuestros errores para poder mejorar.

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